viernes, 27 de agosto de 2010

" EL MATRIMONIO ES EL CIMIENTO, LA PIEDRA ANGULAR DE LA CIVILIZACION "

Los cónyuges deben lograr unidad en sus metas, deseos y acciones. El

matrimonio en sí se debe considerar como un convenio sagrado que se hizo
ante Dios, una pareja casada no solamente tiene una obligación mutua sino
que también la tiene hacia Dios, quien ha prometido grandes bendiciones
para aquellos que honran este convenio.
La oración en el hogar y la oración entre los cónyuges fortalecerán su
unión; y gradualmente los pensamientos, aspiraciones e ideas emergerán
como si fueran uno hasta llegar a tener los mismos propósitos y metas.
Confiad en el Señor, en las enseñanzas de los profetas y en las escrituras
para obtener guía y ayuda, especialmente cuando puedan surgir
desacuerdos y problemas.
El progreso espiritual ocurre cuando los compañeros juntos resuelven
los problemas y no cuando huyen de ellos. La forma en que hoy día se
destaca el individualismo trae como resultado el egoísmo y la separación.
La norma del Señor todavía es que marido y mujer, dos individuos
separados, se conviertan en "una sola carne"(Génesis 2:24)
El secreto de un matrimonio feliz es servir a Dios y servirse
mutuamente. La meta de un matrimonio es lograr la unidad y la integridad,
asi como el desarrollo individual. Aunque parezca lo contrario, cuanto más
se sirvan el uno al otro, mayor será el progreso espiritual y emocional de
cada uno de los cónyuges. De manera que el principio fundamental es
trabajar para lograr la unidad con toda justicia. (Ezra TaftBenson)
"El matrimonio es la preservación de la raza humana. Sin él, se
frustrarían los propósitos de Dios; la virtud seria destruida para verse
desplazada por el vicio y la corrupción, y la tierra quedaría desolada y
vacía." (Joseph F. Smith)
El Señor nos instruye para que "razonemos juntos"(D.y C. 50:10). Sin
peleas, exhorta¬ciones ni revanchas, sino razonando junto con amor y
dulzura. ¡Qué maravilloso ejemplo para los hijos! ¿Cómo podría fracasar
una familia si toda decisión importante se midiera cuidadosamente de
acuerdo con las enseñanzas del evangelio, y después de razonar juntos, se
tomara la decisión de seguir adelante con confianza y en armonía con la ley
divina.
El Salvador enseñó el principio de recorrer la segunda milla (Mateo 5:41),
que es el de la generosidad. Haciendo esto, casi toda relación matrimonial
puede alcanzar el éxito. Pero un esfuerzo en tan sólo un lado de la
embarcación, produce una falta de equilibro que hace que el matrimonio
sucumba. La generosidad debe ser mutua.
Ya sea en el primer año o en el vigésimo primero del matrimonio, cada
pareja debe descubrir el valor de las conversaciones que deben tener al
retirarse a la cama al finalizar cada día. Es el momento ideal para repasar lo
hecho, hablar del mañana, y sobre todo, es el momento ideal en que el
amor y aprecio mutuos pueden ser reafirmados. El fin de cada día es
también un momento ideal para decir: "Mi amor, lamento mucho lo que
pasó hoy: te ruego que me perdones" (Robert L. Simpson)

No hay comentarios:

Publicar un comentario